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domingo, 26 de febrero de 2012

Instante 48



Después de milcuatrocientosochentayseis días, nuestra historia se acabó; para mí claro, para ti acabó hace siglos.
Durante estos días me he perdido, me he encontrado, y me he vuelto a perder.
Me he subido a trenes hacía ningún lugar y, me he tirado desde aviones sin paracaídas. Y llegué hasta ese punto en el que todo y nada importa, perdida en una ciudad que, a veces, está tan descolocada como yo, sin rumbo fijo.
Ese punto en el que acepté que ya no estarías, acepté la ausencia, acepté no ser el punto cardinal de tu vida, acepté las verdades incómodas, acepté que todas esas palabras ya hacía mucho tiempo que habían caducado.
Fue raro, muy raro, vivir sin sobresaltos, sin mariposas atrapadas, sin preguntarme si mañana estarías, sin bipolaridad.
Hasta que llegó el día, el día en el que descubrí que ya no te necesitaba, que descubría que no era a ti a quien echaba de menos, sino que echaba de menos que no llegaras a ser lo que necesitaba que fueras.

(Pero no me hagas mucho caso, debe ser que hoy es uno de esos domingos astrománticos)

martes, 21 de febrero de 2012

Instante 47

 
Hoy es uno de esos días en los que ardo por dentro. Es de esos días en que no me importa si hay gente alrededor, una caricia tuya y ardería. Es de esos días en los que es obligatorio gritar de placer, provocarnos en las esquinas, desnudarnos con las miradas y hacerlo en todos lados menos en la cama . De esos en que las palabras sobran y nuestros juegos son pura excitación, en los que el autocontrol no vale de nada. De esos que superan a los anteriores, superan incluso a los que aún no tenían nombre, a los de verano.  Quiero inventarme juegos y probarlos contigo.  Embriagarnos con alcohol y amor, con frío y calor interior. Quiero empañar las ventanas y cantarte Incendios de nieve.