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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Instante 37



Me cogió la mano mientras bajábamos.
Sentí que nuestras palmas se acariciaban, y percibí que había tanta amistad como pasión no desatada tras el contacto incesante de los dedos.
Ninguno de los dos daba señales de darse cuenta ni de querer que aquello parara.
No era más que un juego de manos, motivo por el que no nos molestamos en interrumpirlo ni en ocultar el tenue y culpable placer de aquel contacto prolongado.

1 comentario:

Maria dijo...

Me a encantado tu blog, te parece super bonito e interesante y las fotos son fascinantes, Gracias por pasarte por el mio, yot ambien te sigo un besito de parte de :

http://supermanestuvoaqui.blogspot.com/