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lunes, 31 de octubre de 2011

Instante 34


Necesita estar sola. Luego se apodera de Ella un extraño sufrimiento.
No la necesita. Está sola.
Aquella idea la hace sentirse aún peor.
No tiene hambre, ni sueño, no siente nada.
Permanece así, boca abajo. Sin saber por cuánto tiempo.
Paulatinamente, vuelve a ver aquella habitación en días más felices. Cuántas veces por la mañana, al despertarse, ha encontrado su reloj sobre su mesita; cuántas veces sus llaves; cuántas veces han estado juntos en aquella cama, abrazados enamorados, deseándose.
Sobre esas sábanas que él le regaló diciendo que eran su propio pequeño cielo y que allí nuca pasaría nada..
Sonríe.
Recuerda aquellas piernas calientes sobre las que ella apoyaba cada dedito de sus pies helados. Después de haber echo el amor, cuando se quedaban allí, charlando, mirando la luna por la ventana, la lluvia o las estrellas..
¿Dónde queda ahora aquella seguridad que rondaba sus sábanas, aquella muralla irrompible que los separaba a ellos dos del resto del mundo?

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