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lunes, 12 de septiembre de 2011

Instante 12



Después de dormir cuatro horas, te sorprendiste cuando desayunando en aquel bar te dijo que quería un cola-cao; nada de café, eso es para las personas serias que necesitan despertarse; Margot prefiere seguir soñando un rato más siempre.
Te reíste cuando te contó que en realidad siempre toma la leche sola, y fría, que por eso le da tantas vueltas al cola-cao, para ver si se enfría o se marea, o por si el mundo se anima y empieza a girar y apareceis en la otra punta del planeta. Igual en una playa desierta, o en una montaña llena de nieve virgen, tal vez en una calle enorme vacía bajo la lluvia sin paraguas y muertos de frío, y de ganas.
Margot mira sin parpadear las ondas en la leche.
Tú memorizas los detalles y te preguntas cuántas veces más verás esa escena. Quizá nunca más.
Ella se pregunta por qué salisteis de la cama. Y si le dejarás hacerse un ovillo entre tus sábanas frías de invierno ártico cuando vuelva, si vuelve.
El mundo se ha callado de repente, la cuchara ya no hace ruido, se han terminado las palabras.
Ahora, sólo se escucha un murmullo tras las costillas.

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