Te doy un mes a contar desde hoy. 30 días para tu siguiente movimiento. no puedo más con el tenis de suspiros, con este juego de tu tejado al mío y al tuyo otra vez, porque yo otra cosa no, pero devolverla, la devuelvo, como si me ardiera en las manos......de hecho es probable que me arda en realidad.
Avisado estás por tanto, queda el contador de la marcha atrás puesto en correcta alineación temporal con el meridiano de Greenwich, 30 días, 1 mes, tiempo más que suficiente para que lances una señal al cielo, un grito de llamada desesperada o un mohín de niñato miedoso que eres en el fondo, que somos todos en el fondo.
Y si pasado el plazo, no recibo nada de tu calor, me temo que el incendio se ahogue del todo, se consuman las brasas y solo queden cenizas inútiles, molestas y amargas, que me harán día tras día arrepentirme de no haberte devuelto esa pelota directamente a la cara, cariño mio.
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