Realmente le necesitaba, y no sabía hasta qué punto.
Discutían, cierto es, pero esas discusiones se convertían en el momento más morboso de la semana y, los dos sin quererlo, ansíaban cada sábado para disfrutar el deseo insaciable de cada pelea.
Se odiaban y se neceseitaban a la vez, con tanta furia y pasión que les era imposible describir.
Era su manera de quererse, y esque cuando se trata de amor, no hay reglas.
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