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viernes, 16 de septiembre de 2011

Instante 17


Ira, violencia, pasión.. Tres cosas completamente complementarias entre tú y yo en un momento donde hay de todo menos vergüenza. Donde puede más la lascivia que la razón.
Tú, un jodido imbécil del copón que siempre ha sido -y tengo la extraña sensación de que seguirá siendo- la horma de mi zapato en cuanto a rarezas.
Yo, una puta extraña para ti, que ya no sé si tiene más de puta que de extraña.

Dejo que tu boca recorra los pliegues de mi piel, intentando guardar en mi mente cada momento vivido.
Recorro cada milímetro de ti con mis manos, las mismas que tiempo atrás te hubiesen deseado y ahora sólo te tienen rabia. Porque eso es lo único que hago, repudiarte. No confundas las cosas; esto es sexo.
Sexo sin amor, sexo puramente viceral. Un instinto básico por el cual sabes que me rijo como el ABC de mi vida.
Por eso son tan profundos los arañazos de tu espalda.
Besos, caricias, embestidas tan fuertes que penetran hasta mi no razón.
Tu lengua entrelazándose con la mía me produce escalofríos, pero la necesito. La necesito porque, en estos momentos es una droga, así que no me la quites.
El sentir tu respiración en mi nuca mientras me follas salvajemente desde atrás, sólo me produce más frustración.
Frustación y placer.

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